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VALENCIA DEL MOMBUEY: 2007-01-11 20:17:55 !Hola paisanos! Soy nuevo en...

2007-01-11 20:17:55

!Hola paisanos! Soy nuevo en el parqué, pero me ha dado mucha alegría oir hablar de mi Valencita, y ver fotos de mi pueblo que me lo han cambiao.Hecho de menos tantos sitios que de crios recorimos, pero es igual, los tengo en mi memoria, aunque bastante reducida, pues son muchos los años que nos contemplan.Por hoy, no escribo mas, pero prometo irlo haciendo mas adelante, contando alguna anécdota, como la de una vez que fui a buscar nidos, y al bajarme del árbol, se me destrozaron los pantalones.UN VALENCIANO DE LA CALLE MORA



PARA EL VALENCIANO DE LA CALLE MORA


Después de reproducir, íntegro, lo que has escrito, paso a contarte “OTRA DE NIDOS” para que veas que no solo a tí te pasaron cosas.

En la primavera del año 1951, cuando yo tenía ocho años, los pájaros hacían nidos y, mientras no se demuestre lo contrario, las abubillas que también son pájaros, los hacían en agujeros de las encinas a los que en Valencia les llaman “truecas”.

Pues bien; un día en que yo y mi hermano, (un año menor que yo), estábamos, como siempre, en el campo, vimos que una abubilla, con algún insecto en el pico, se posaba en la entrada de una trueca y, sin entrar en ella, daba la comida a los polluelos. El hecho de no entrar en la trueca, indicaba que los polluelos eran ya grandes y salían a recibir la comida, pues en caso de ser pequeños, hubiera entrado la madre al interior del nido.

Una vez que se fue la abubilla, nos pusimos manos a la obra; me subí a la encina, metí la mano en la trueca y cogí un polluelo, pero cuando traté de sacarlo no podía sacar la mano. Solté el polluelo y tampoco podía casarla. Así estuve algún tiempo y al ver que no podía sacar la mano, comencé a llorar y mi hermano también. Yo intentaba sacarla, pero no había manera de hacerlo y cuando ya no nos quedaba nada más que arrancar la encina y echárnosla a cuestas para llevárnosla, conseguí sacar la mano y no quiero ni acordarme como la saqué, toda llena de rasguños y excrementos de los pájaros que parecía que se habían ensañado conmigo.

El resultado fue que los pájaros se quedaron en el nido y que, hasta la fecha, no se me ha ocurrido más coger un nido de abubillas.

EL ADMIRADOR DEVALENCIA.