Alguien dijo alguna vez “mas vale tarde que nunca”. Y por eso me decido a escribir ahora. Soy Clemen, hija de Luis Pavón y nieta de Luis Pavón y Petra Hernández. Me dirijo a usted Constante por su amabilidad cuando contestó a mi petición. Eso fue el pequeño empujón que necesitaba para hacer posible uno de los sueños de mi padre, volver al pueblo donde nació. Volver después de más de cuarenta años. Le escribo porque este septiembre pasado en las fiestas del Cristo tuve el placer de conocerle y creo que es una persona querida y respetada por el pueblo entero. Porque gracias a usted he conocido a una parte de mi familia a la que solo conocía de oírla nombrar. Luisa con sus hijos y Pepe. Dos personas grandes y buenas. Nos han acogido con los brazos abiertos como si fuésemos hermanos. Como si fuese ayer que hubiésemos dejado de vernos. A veces se me escapaba alguna lagrimilla viendo como recordaban su niñez. Las fechorías que habían hecho juntos. Como hablaban de las personas que ya no estaban con nosotros. Nunca había visto a mi padre tan emocionado. Doy gracias por tener una familia así. Y por último, doy las gracias al pueblo entero porque en ningún momento nos hemos sentido forasteros. Hemos disfrutado de los valencianos y de sus fiestas. Hemos paseado por sus calles y sus campos. Siempre nos han dedicado palabras amables. ¿Qué más se puede pedir? La verdad es que Valencia del Mombuey es un pueblo acogedor al que desde Barcelona nos pilla un poco lejos. Cuesta llegar pero una vez estas allí también cuesta dejarlo. Tenéis un pueblo precioso del que disfrutar y hacer que el que llega de fuera se sienta como en casa. Sienta esa paz y esa tranquilidad que a los de ciudad nos falta. El pueblo es precioso y sus paisajes encantadores. La dehesa extremeña te cautiva. En fin, doy gracias por haber conocido un pueblo tan bello y a sus gentes mas guapas todavía. ¡Hasta pronto Valencita!