Pero no pasabais de la plaza, porque nos teníais miedo. Sabíais que los buenos gladiadores estaban de la plaza para abajo y al que pasaba, salía escaldao y las calles estaban sin adoquines y llena de piedras. Solo teníamos que agacharnos a cogerlas.
Menos mal que ya hemos sentado la cabeza.
Un saludo vecino.
Menos mal que ya hemos sentado la cabeza.
Un saludo vecino.