hola manchega. Yo también soy del valle y te conozco de cuando éramos niños. No conocía esta página web Pero me ha hecho mucha ilusión cuando la he visto y me he decido a escribir. He recocido la calle campanario, puesto que yo nací en esta calle. Efectivamente, la casa que hay detrás de la fotografía es donde vivía Plácido, hijo de Isidro y de la Kika. El primero de la fotografía me parece que es Marcelino de Pepe de Fernandillo y la María de los conejos. Si uno es tu hermano es Celestino, pero ahí no lo reconozco. Espero que me informes
Hola andiro7 mi hermano celestino es el de la camisa oscura, pero es que hay era un crio por eso no lo reconoces, te voy a decir quies el otro, lo que no se si a el le gustara que hable aqui de el, si es asi le pido perdon, es Antonio hijo de juaquin y de kika, muy buena gente, ahora hablemos de ti dices que me conoces, pero en un sitio dices que nacistes en la calle campanario y otro en la calle cuestas, dime cual de las dos, como te gusta la intriga dame pistas a ver si adivino quien eres espero tu respuesta
Hola, Toñi.
¿Te gustaría que te comentase una anécdota muy graciosa que nos ocurrió a tu hermano Celestino, a mis hermanos y a mí en el año 68 o 69 aproximadamente cuando éramos niños. Si es así, dímelo.
Un saludo.
Diego.
¿Te gustaría que te comentase una anécdota muy graciosa que nos ocurrió a tu hermano Celestino, a mis hermanos y a mí en el año 68 o 69 aproximadamente cuando éramos niños. Si es así, dímelo.
Un saludo.
Diego.
Hola Diego si quiero que me lo cuentes, no se lo que sera pero mi hermano no le daba miedo nada, Diego ya se quien eres, un saludo Toñi M
Bueno, como te dije, esto nos ocurrió hace muchos años.
Pregúntale a tu hermano Celestino, si se acuerda de un día de mucho calor, yo creo que fue en el mes de Julio o Agosto del 68 o 69, a eso de las 3 o 4 de la tarde aproximadamente, con todo el resistiero, como se dice en el pueblo.
Tu hermano tocó en nuestra puerta, que como he dicho, por entonces vivíamos justo detrás de dónde está echa esta fotografía. Cuando salimos (mis hermanos y yo) a la puerta, vimos que era tu hermano Celestino y que estaba muy angustiado, nervioso y medio llorando. Muy preocupado. Le dijimos: ¿que te pasa Celestino? Nos respondió diciendo ¡mira!, ¡mira! Y enseñándonos su mano vimos como tenía un dedo hinchado. ¿Qué te ha ocurrido? –le preguntamos nosotros-. Y nos empezó a relatar el suceso:
Resulta que se había encontrado una especie de anillo de alambre y se lo introdujo en uno de los dedos, que por cierto, y como ya he dicho, lo tenía hinchado y no se lo podía sacar. Mis hermanos y yo, le decíamos: tranquilo Celestino, tranquilo, que no te va a pasar nada, ¡venga, vamos a sacarlo! y el decía: ¡Que no! ¡Que no! que ya me tienen que cortar el dedo. Y nosotros le decíamos, animándolo, ¡que no hombre, que no!, ¡ya verás como no! ¡Tranquilo!.
Empezamos a untarle el dedo con agua y jabón, pero tenía tan justo y apretado el anillo al dedo, que era imposible sacarlo. Luego intentamos cortarlo con una lima, pero tampoco funcionó, porque la piel del dedo salía por encima del anillo de alambre y le podíamos cotar la piel del dedo. Y el nos decía: me igual si me cotáis, no pasa nada, peor es que me corten el dedo. Nosotros le decíamos: tú tranquilo Celestino. Luego buscamos en casa unas tijeras de podar, y como pudimos, conseguimos entrar una de las puntas de las tijeras entre el dedo y el anillo de alambre y le decíamos: te vamos a hacer daño Celestino, y él nos decía: no pasa nada. Y a base de esfuerzos y esfuerzos, una y otra vez, logramos cortar el anillo de alambre y al fin se liberó de él. Luego ya, se tranquilizó, nos dio las gracias y se fue. Pero lo pasó francamente mal y nosotros también. Pregúntaselo, a ver si se acuerda. Ya me contarás.
Bueno Toñi.
Un saludo para ti, y saluda a tu hermano de nuestra parte.
Diego.
Pregúntale a tu hermano Celestino, si se acuerda de un día de mucho calor, yo creo que fue en el mes de Julio o Agosto del 68 o 69, a eso de las 3 o 4 de la tarde aproximadamente, con todo el resistiero, como se dice en el pueblo.
Tu hermano tocó en nuestra puerta, que como he dicho, por entonces vivíamos justo detrás de dónde está echa esta fotografía. Cuando salimos (mis hermanos y yo) a la puerta, vimos que era tu hermano Celestino y que estaba muy angustiado, nervioso y medio llorando. Muy preocupado. Le dijimos: ¿que te pasa Celestino? Nos respondió diciendo ¡mira!, ¡mira! Y enseñándonos su mano vimos como tenía un dedo hinchado. ¿Qué te ha ocurrido? –le preguntamos nosotros-. Y nos empezó a relatar el suceso:
Resulta que se había encontrado una especie de anillo de alambre y se lo introdujo en uno de los dedos, que por cierto, y como ya he dicho, lo tenía hinchado y no se lo podía sacar. Mis hermanos y yo, le decíamos: tranquilo Celestino, tranquilo, que no te va a pasar nada, ¡venga, vamos a sacarlo! y el decía: ¡Que no! ¡Que no! que ya me tienen que cortar el dedo. Y nosotros le decíamos, animándolo, ¡que no hombre, que no!, ¡ya verás como no! ¡Tranquilo!.
Empezamos a untarle el dedo con agua y jabón, pero tenía tan justo y apretado el anillo al dedo, que era imposible sacarlo. Luego intentamos cortarlo con una lima, pero tampoco funcionó, porque la piel del dedo salía por encima del anillo de alambre y le podíamos cotar la piel del dedo. Y el nos decía: me igual si me cotáis, no pasa nada, peor es que me corten el dedo. Nosotros le decíamos: tú tranquilo Celestino. Luego buscamos en casa unas tijeras de podar, y como pudimos, conseguimos entrar una de las puntas de las tijeras entre el dedo y el anillo de alambre y le decíamos: te vamos a hacer daño Celestino, y él nos decía: no pasa nada. Y a base de esfuerzos y esfuerzos, una y otra vez, logramos cortar el anillo de alambre y al fin se liberó de él. Luego ya, se tranquilizó, nos dio las gracias y se fue. Pero lo pasó francamente mal y nosotros también. Pregúntaselo, a ver si se acuerda. Ya me contarás.
Bueno Toñi.
Un saludo para ti, y saluda a tu hermano de nuestra parte.
Diego.