Parece que ha dejado de rular el rulo, y nunca mejor dicho. Habrá que engrasarlo para que gire bien el mecanismo y dar pié a otra conversación para que no decaiga el ánimo.
¡Allá va!
LA VELÁ Y LAS GENERACIONES
Cada catorce de Agosto
a eso del medio día,
empezaba la velá,
empezaba la alegría.
Todo el pueblo contento,
todo el pueblo sabía
que para que acabara fiesta
aún faltaban varios días.
Todos los niños sabían,
los grandes y los menudos
que ese mismo día verían
a un grupo de cabezudos
Recorrían todas las calles
acompañando a esos gigantes,
unas veces iban detrás,
pero otras se ponían delante.
Los niños muy pequeñitos
a brazados de sus madres
lloraban asustaditos
al ver esos bichos tan grandes.
Todo el pueblo corre que corre,
todo el pueblo anda que anda
corriendo, saltando y bailando
al compás de la música de la banda.
Luego por la noche juntos
todos muy bien y formales
se juntaban a una hora en punto
para ver los fuegos artificiales
Cuando se acababan los fuegos
y como en una gran estampida
no decían ni siquiera ¡hasta luego!
para contar sus experiencias vividas.
Cada catorce de Agosto
y todos con mucha ilusión
los más adultos buscaban
otra clase de diversión.
La diversión que buscaban
todos los mozangüelos
era echar un vistazo
a qué chica se le echaba el anzuelo.
Ellas también la buscaban
era normal y era obvio
todas contestas estaban
para ver si encontraban un novio.
Se ponían muy coquetonas
para llamar bien su atención
y se fijara el ella
un chico con buena intención.
todas muy arregladitas
esperando a buen galán
todas muy bien vestiditas
para que no fuera un truhán.
Recorriendo todas las calles
todos de acá para allá
la plaza llena de gente
donde ya no se podía ni andar.
Los veladores llenos a tope
los bares hasta la bandera
no daba tiempo ni a decir:
¡hola! ni tan siquiera.
Luego esperando a la noche
para que empezara la verbena
bailando con una y con otra,
para quedarse con la más buena.
Cada catorce de Agosto
todos los años lo igual
los más mayores buscaban
sólo tranquilidad.
Eso de andar por las calles
siempre “pa” “riba” y “pa” “bajo”
era algo que a ellos
les costaba mucho trabajo.
Sólo buscaban sentarse
y ver a la gente pasar
tomar algo para refrescarse
en un velador para hablar.
Siempre decían lo mismo:
no estamos para éste jaleo,
¿los jóvenes creéis que nosotros
nos hemos chupado los de”os”?.
Nosotros ya somos mayores,
no tenemos ganas de andar
y a vosotros os pasará lo mismo
cuando lleguéis a nuestra edad.
Cada catorce de Agosto
la gente sigue igual,
esperando la fiesta,
esperando la velá.
Autor Andiro7
¡Allá va!
LA VELÁ Y LAS GENERACIONES
Cada catorce de Agosto
a eso del medio día,
empezaba la velá,
empezaba la alegría.
Todo el pueblo contento,
todo el pueblo sabía
que para que acabara fiesta
aún faltaban varios días.
Todos los niños sabían,
los grandes y los menudos
que ese mismo día verían
a un grupo de cabezudos
Recorrían todas las calles
acompañando a esos gigantes,
unas veces iban detrás,
pero otras se ponían delante.
Los niños muy pequeñitos
a brazados de sus madres
lloraban asustaditos
al ver esos bichos tan grandes.
Todo el pueblo corre que corre,
todo el pueblo anda que anda
corriendo, saltando y bailando
al compás de la música de la banda.
Luego por la noche juntos
todos muy bien y formales
se juntaban a una hora en punto
para ver los fuegos artificiales
Cuando se acababan los fuegos
y como en una gran estampida
no decían ni siquiera ¡hasta luego!
para contar sus experiencias vividas.
Cada catorce de Agosto
y todos con mucha ilusión
los más adultos buscaban
otra clase de diversión.
La diversión que buscaban
todos los mozangüelos
era echar un vistazo
a qué chica se le echaba el anzuelo.
Ellas también la buscaban
era normal y era obvio
todas contestas estaban
para ver si encontraban un novio.
Se ponían muy coquetonas
para llamar bien su atención
y se fijara el ella
un chico con buena intención.
todas muy arregladitas
esperando a buen galán
todas muy bien vestiditas
para que no fuera un truhán.
Recorriendo todas las calles
todos de acá para allá
la plaza llena de gente
donde ya no se podía ni andar.
Los veladores llenos a tope
los bares hasta la bandera
no daba tiempo ni a decir:
¡hola! ni tan siquiera.
Luego esperando a la noche
para que empezara la verbena
bailando con una y con otra,
para quedarse con la más buena.
Cada catorce de Agosto
todos los años lo igual
los más mayores buscaban
sólo tranquilidad.
Eso de andar por las calles
siempre “pa” “riba” y “pa” “bajo”
era algo que a ellos
les costaba mucho trabajo.
Sólo buscaban sentarse
y ver a la gente pasar
tomar algo para refrescarse
en un velador para hablar.
Siempre decían lo mismo:
no estamos para éste jaleo,
¿los jóvenes creéis que nosotros
nos hemos chupado los de”os”?.
Nosotros ya somos mayores,
no tenemos ganas de andar
y a vosotros os pasará lo mismo
cuando lleguéis a nuestra edad.
Cada catorce de Agosto
la gente sigue igual,
esperando la fiesta,
esperando la velá.
Autor Andiro7