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bujarda
La Luna de mi pueblo: La luna naciendo cada día entre olivares y trigales verdes, rodeada de estrellas plateadas, recorriendo el cielo y resaltando durante todas las estaciones del año. Cambiando de forma y de color a su salida, alumbrando con su tenue luz, los caminos en la noche y las calles ya desiertas. Muriendo al alba para nacer de noche cada día.
Aún recuerdo las lunas de mi niñez temprana, jugando en las calles de mi pequeño pueblo al anochecer, a veces con tristeza y otras saltando de alegría.
A la Virgen de los Dolores: Me gustaría ser un sueño y hablar con las estrellas la noche de tu gran Fiesta, para pedirles a ellas que entraran y te dijeran que ayudes a quienes sufren por cualquier causa que sea. Tú, que siempre fuiste Madre, Madre de gran corazón donde a todos nos acoges ofreciéndonos amor. Ilumina nuestras mentes y haz que nuestros corazones, ellos y sus buenas acciones, ayuden a traer al Mundo la Paz que todos buscamos y que tanto necesitamos, para que éste sea siempre el reflejo ... (ver texto completo)
Recuerda a una pintura al óleo, donde las nubes blancas hacen resaltar las duras rocas.
Paisaje relajante, el color gris con el marrón y su gama de ocres y amarillos y el verde que se une regalándole unas pinceladas de luz para darle vida. Destacando la torre erguida, como desafiante.
A Villagarcía: Tierra morena delicada y ardiente, como sacada de un lienzo de un pintor del XIX. Envuelta en el misterio de un ruinoso castillo solitario, besado por un rayo de luz, en días de luna llena, "castillo silencioso", recuerdos de otros tiempos en que se repitieron fielmente las suaves primaveras. ¿Cuántas veces fuiste testigo del pensar de tus hombres?. ¿A cuántas personas ateridas acogiste en tus muros? ¿contaste en tu nocturno recogimiento sus estrellas al cielo?. ¡Blancas, calcáreas ... (ver texto completo)
Las imágenes de Villagarcía me producen sentimientos agradables, trayendo a mi mente recuerdos inolvidables de mi estancia allí. Al verlas disfruto con "colores de la tierra", con sus tonos cálidos y el azul del cielo. "Castillo al anochecer" con el tono azulado que lo llena todo. "El pilar de la calle Merced" de líneas sencillas, tan útil y necesario. Testigo de tantas conversaciones que guarda en secreto y que nunca podremos saber.
Primavera en Villagarcía. Los días soleados para mí eran especiales, disfrutaba del paisaje y me gustaba cruzarme y pararme por la calle con las personas que apreciaba, el corretear y jugar de los niños, su espontaneidad y sus risas alegres. Recuerdo las veces que miraba el color del cielo cambiante con sus tonos rojizos, los días ventosos, y sus estrellas en la noche, como queriendo decirme algo. Estas cosas tan simples me hacían sentir bien, me transmitían paz, no necesitaba mucho para ser feliz. ... (ver texto completo)
El paisaje con sus casas blancas y tejados rojos parece resistirse a la oscuridad del anochecer.
Un cielo muy especial, con sus nubes de algodón, contrastando con la llanura de diferentes tonalidades como queriendo traspasar el horizonte para unirse.
VERANO en Villagarcia. La alegría tintineante y a la vez la nostalgia. El perfume del campo al alba. ¡Mis recuerdos!. El contacto profundo con mi tierra llana. El sentir con la fuerza que el alma desgarra. La caricia y el beso del aire. El jazmín con su aroma embriagando. La dulzura de las sonrisas francas. El cantar por la noche en la plaza. La visita al lugar donde están descansando los que se nos fueron. Y el dolor del adiós con la pena en el alma.
EL ÁRBOL. Quise escuchar el viento y me sorprendió un ave que volaba más allá de las estrellas. Me dirigí hacia el castillo, recorrí un camino y encontré la silueta de un árbol reflejada en el borde del arroyo. Ese árbol que no habla, pero crece, siente y se va resquebrajando poco a poco, día a día, con el viento, con la lluvia y con el tiempo, recibiendo las sonrisas, las palabras, los secretos y los sueños del viandante. Y sigue allí observado, ingenuo y a la vez misterioso y soberbio.
Es el ... (ver texto completo)
A mi madre, mujer que quería de corazón a su pueblo y su gente. Madre, tú me enseñaste a disfrutar al levantarme cada día, con el tibio sol de la mañana, con el suave viento besándome la piel, observando las nubes, las sierras, las llanuras y los campos repletos de olivos y trigales verdes. En tierra extremeña nací y orgullosa estoy de ella y de su gente. Allí empecé a sentir mis primeras sensaciones, observando como se abrazaban el cielo y la tierra en la mañana y en la puesta de sol en el ocaso. ... (ver texto completo)
Es mi pueblo el sueño de mis noches, mis primeras sensaciones, la caricia suave en un amanecer dorado, el recuerdo imborrable, de los días felices de mi infancia y mi adolescencia. ¡Mis seres queridos| el sentir y el hacer de su gente, los secretos, los abrazos y besos con sabor a limón y a canela. El recuerdo de aquellas personas que todos quisimos. Las estrellas plateadas con la luna de fondo, el azul tan intenso del cielo, sus patios soleados, la llanura infinita, sus pastos, los olivos cargados ... (ver texto completo)
habitantes de villagarcia de la torre