Pero el momento decisivo en la historia de Zafra llega en 1394 cuando Enrique III concede la jurisdicción de la ciudad a Gomes I Suárez de Figueroa, quien hasta entonces había sido camarero de la Reina e hijo del Gran Maestre de la Orden de Santiago. Enrique III de Castilla, llamado «el Doliente», hijo de Juan I y de Leonor de Aragón, fue rey de Castilla entre 1390 y 1406. Le sucedió a su muerte su hijo, Juan II. Gómez I Suárez de Figueroa fue un ricohombre castellano, hijo de Lorenzo I Suárez de Figueroa, maestre de la Orden de Santiago, y de su primera esposa, Isabel Messía.