En el siglo XVII, el Ducado de
Feria fue anexionado por el Marquesado. Aparte del poder nobiliario, en
Zafra tuvieron gran importancia los comerciantes, con una comunidad judía que ayudó al prestigio y al avance de la ciudad. Muestra de la actividad de
compra y venta son los
soportales que rodean sus dos
plazas emblemáticas, la Chica y la Grande, destinados a proteger a los tenderos y su material.