Diversas
colegios e institutos, así como
premios literarios llevan su nombre como
homenaje a su figura. Comenzó a escribir muy pronto, no publicó su primer libro, el poemario Querrán ponerle nombre, hasta 1992. Le seguirían otras dos obras poéticas, Las palabras de la
piedra (1993) y Contra el desprestigio de la altura (1995). Por esta última ganó su primer
premio, el Ciudad de Irún. A continuación se adentró en el terreno de la novela. En 1996 publicó Algún amor que no mate, sobre una mujer maltratada por su marido. José Saramago la calificó de "dura pero necesaria". Un año después publicó su segunda novela, Blanca vuela mañana.