En lo alto, el Alcázar de los nobles señores de
Feria, soberanos de la comarca que al que deben el nombre de su condado, pétreo, firme y conservando su carácter de fortificación no ha perdido su imponente planta a pesar de las reformas renacentistas que dulcificaron su aspecto guerrero y lo hicieron más adecuado como residencia. En su interior, hoy acondicionado como
Parador, las grandes dimensiones a las que estaban acostumbrados estos nobles: techos altos, amplios corredores y
escaleras, elevadas
torres que demuestran el poderío de la saga de los Figueroa y el dominio que ejercían en la región.