Desde el exterior, frente a la
puerta vislumbramos la
fuente que preside el
patio central de trazas rectilíneas, limpias y que evocan en su estilo el mundo greco
romano pretendido por el estilo del Renacimiento. El rumor del
agua deslizándose aporta una calma digna de los
palacios árabes aunque de la presencia de estos no quede rastro. Si por estos lares hubo
fuentes como esta durante la ocupación árabe, su rumor moruno cesó en época de la Reconquista y con la llegada de nobles como los Figueroa que implantar un estilo castellano, sobrio e imponente ya que en los albores de la Reconquista de estas tierras los nobles cristianos eran aun incapaces de bajar la guardia, por ello el Alcázar se enmarca entre dos
torres y despunta entre ellas la del
Homenaje.