Es paradójico como este
edificio, diseñado para ser
atalaya y estar situado en una posición preferencia con la dignidad que da la altura sobre el llano, en la actualidad está totalmente integrado en la ciudad. La
fachada que forma parte de la
muralla se difumina y pierde monumentalidad al verse adosada al trazado de
calles comerciales sembradas de
tiendas, bancos y
bares.