Siendo yo poco dado a lo religioso, no es óbice para recordar al Cura D. Cristino, en la
foto, para mi una excelente persona. Cariñoso, afable, humilde... Al contrario del párroco D. Tomás. Con D. Cristino me confesé yo la primera vez, siendo muy niño, y le dije que tenía 93 pecados. Se sonrió y lo arregló rápido mandádome rezar un par de padre nuestro.
¡Qué tiempos ¡Desde los muchos años transcurridos le envío un afectuoso recuerdo, aunque de poco sirva.
Manuel Carmona Calvo.