Todo está en manos de la que desde algunos medios se denominó la "consejería de los permisos", es decir, la Consejería de Industria, Energía y Medio Ambiente, y desde ésta se estableció el verano como fecha tope (HOY, 5-6-2008). Ante la avalancha de proyectos se amplió el plazo de respuesta administrativa, y las mismas razones habrían hecho necesario ampliar el plazo de alegaciones pero ese no se movió (¿para qué?, pensarían algunos, si ya sabemos cuales…).
Lo cierto es que será a mediados de legislatura cuando se disponga de un plan de ordenación del sector energético regional, y es lamentable que una transformación tan intensa del entorno como la que imprimen los parques eólicos no conlleve una reflexión más pausada acerca de su potencialidad, la viabilidad real y los efectos de su implantación. Una viabilidad, además, ya cuestionada por el propio consejero del sector (HOY, 29-5-2008). Ante estos hechos ¿realmente estamos hablando de energía o de inversión financiera para sanear economías locales a cualquier precio?
No exactamente a cualquier precio. Al menos en el caso de los parques de Sierra de Gata se dispone de datos más concretos. Entre la documentación de los proyectos durante la breve fase de alegaciones a los parques se podía ver el acuerdo o convenio entre la Mancomunidad de Municipios de Sierra de Gata y Acciona, el gran grupo empresarial (el cual, respondiendo al menos al calado de sus dimensiones, por los menos presentaba los mapas más detallados de las instalaciones previstas). En dicho acuerdo, firmado el 28 de junio de 2006, la Mancomunidad se comprometía a participar activamente para que los ayuntamientos implicados a su vez colaboren cediendo terrenos municipales, incluidos los de dominio público ya que se consideraba la iniciativa del máximo interés para la zona y se expresaba la confluencia de intereses por ambas partes. Como contraprestación a la "afección paisajística" se percibirían 3000 euros por megavatio instalado en terrenos municipales o de dominio público.
Unos intereses doblemente compartidos con el grupo de pueblos configurado como SEVAL, la agrupación de municipios conformada por los ayuntamientos de San Martín de Trevejo, Eljas, Valverde del Fresno, Acebo y Villamiel, los cuales también firmaron convenio con Acciona el 29 de junio de 2006. SEVAL es una agrupación de municipios que ya se constituyó en 2003, al margen de la Mancomunidad, "para regular según sus competencias las relaciones entre los municipios y las empresas instaladoras de parques en la zona de la asociación". También intereses comunes que incluso reconcilian los diferentes colores políticos de los ayuntamientos.
Resulta cuanto menos curioso que una gran multinacional como Acciona coincida con los intereses con una mancomunidad de municipios o agrupación de pueblos, pero en cualquier caso es verdaderamente admirable que compartan sus enormes riquezas y ¨líneas de negocio" con el medio rural extremeño. En términos económicos sería un caso de estudio inaudito y llamativo este en el que las expectativas de una multinacional coincidan con las trazas generales de la filosofía del desarrollo rural promovida desde Europa a través de Leader, entendido como desarrollo endógeno de los recursos propios y "desde abajo", tal como parecía trabajarse desde hace más de 15 años en Sierra de Gata como horizonte de desarrollo.
Cuesta mucha buscar el encaje y la relación entre el apoyo acordado respecto a los parques eólicos y el continuismo con la filosofía Leader: más bien resulta una flagrante contradicción apostar al mismo tiempo por el desarrollo en función de intereses multinacionales de sectores económicos tan potentes como el energético, ajenos a la zona, frente a un modelo de desarrollo aupado desde la propia comarca. Un modelo de desarrollo con financiación europea que según el más reciente proyecto presentado en Sierra de Gata se apoyará con 5 millones de euros para proseguir "una línea continuista basada en la valorización de los productos locales, mucha formación, apoyo y fomento de las pymes y cooperativas y al turismo", según palabras de Aurelio García Bermúdez, presidente de la Red Extremeña de Desarrollo Rural y también de la Red Española de Desarrollo Rural (La Crónica de Sierra de Gata, julio del 2008, página 4).
O a lo mejor van en esa línea de equilibrio y convergencia las alegaciones presentadas desde la propia Mancomunidad respecto a los parques eólicos gateños, toda vez que en dichas alegaciones parece aludirse a "la protección de las aves, la contaminación visual y la falta de compromiso sobre la creación de empleo estable en la comarca". (La Crónica de Sierra de Gata, julio del 2008, página 5). Seguro que ni Acciona ni el resto de sociedades promotoras de parques todas juntas desembolsarían 5 millones de euros para la comarca con el mismo espíritu.
Así las cosas, las sombras de los molinos de los parques eólicos parecen más alargadas que las de los cipreses de Miguel Delibes. Y más altas también que la sombra del ciprés de Gata.
Lo cierto es que será a mediados de legislatura cuando se disponga de un plan de ordenación del sector energético regional, y es lamentable que una transformación tan intensa del entorno como la que imprimen los parques eólicos no conlleve una reflexión más pausada acerca de su potencialidad, la viabilidad real y los efectos de su implantación. Una viabilidad, además, ya cuestionada por el propio consejero del sector (HOY, 29-5-2008). Ante estos hechos ¿realmente estamos hablando de energía o de inversión financiera para sanear economías locales a cualquier precio?
No exactamente a cualquier precio. Al menos en el caso de los parques de Sierra de Gata se dispone de datos más concretos. Entre la documentación de los proyectos durante la breve fase de alegaciones a los parques se podía ver el acuerdo o convenio entre la Mancomunidad de Municipios de Sierra de Gata y Acciona, el gran grupo empresarial (el cual, respondiendo al menos al calado de sus dimensiones, por los menos presentaba los mapas más detallados de las instalaciones previstas). En dicho acuerdo, firmado el 28 de junio de 2006, la Mancomunidad se comprometía a participar activamente para que los ayuntamientos implicados a su vez colaboren cediendo terrenos municipales, incluidos los de dominio público ya que se consideraba la iniciativa del máximo interés para la zona y se expresaba la confluencia de intereses por ambas partes. Como contraprestación a la "afección paisajística" se percibirían 3000 euros por megavatio instalado en terrenos municipales o de dominio público.
Unos intereses doblemente compartidos con el grupo de pueblos configurado como SEVAL, la agrupación de municipios conformada por los ayuntamientos de San Martín de Trevejo, Eljas, Valverde del Fresno, Acebo y Villamiel, los cuales también firmaron convenio con Acciona el 29 de junio de 2006. SEVAL es una agrupación de municipios que ya se constituyó en 2003, al margen de la Mancomunidad, "para regular según sus competencias las relaciones entre los municipios y las empresas instaladoras de parques en la zona de la asociación". También intereses comunes que incluso reconcilian los diferentes colores políticos de los ayuntamientos.
Resulta cuanto menos curioso que una gran multinacional como Acciona coincida con los intereses con una mancomunidad de municipios o agrupación de pueblos, pero en cualquier caso es verdaderamente admirable que compartan sus enormes riquezas y ¨líneas de negocio" con el medio rural extremeño. En términos económicos sería un caso de estudio inaudito y llamativo este en el que las expectativas de una multinacional coincidan con las trazas generales de la filosofía del desarrollo rural promovida desde Europa a través de Leader, entendido como desarrollo endógeno de los recursos propios y "desde abajo", tal como parecía trabajarse desde hace más de 15 años en Sierra de Gata como horizonte de desarrollo.
Cuesta mucha buscar el encaje y la relación entre el apoyo acordado respecto a los parques eólicos y el continuismo con la filosofía Leader: más bien resulta una flagrante contradicción apostar al mismo tiempo por el desarrollo en función de intereses multinacionales de sectores económicos tan potentes como el energético, ajenos a la zona, frente a un modelo de desarrollo aupado desde la propia comarca. Un modelo de desarrollo con financiación europea que según el más reciente proyecto presentado en Sierra de Gata se apoyará con 5 millones de euros para proseguir "una línea continuista basada en la valorización de los productos locales, mucha formación, apoyo y fomento de las pymes y cooperativas y al turismo", según palabras de Aurelio García Bermúdez, presidente de la Red Extremeña de Desarrollo Rural y también de la Red Española de Desarrollo Rural (La Crónica de Sierra de Gata, julio del 2008, página 4).
O a lo mejor van en esa línea de equilibrio y convergencia las alegaciones presentadas desde la propia Mancomunidad respecto a los parques eólicos gateños, toda vez que en dichas alegaciones parece aludirse a "la protección de las aves, la contaminación visual y la falta de compromiso sobre la creación de empleo estable en la comarca". (La Crónica de Sierra de Gata, julio del 2008, página 5). Seguro que ni Acciona ni el resto de sociedades promotoras de parques todas juntas desembolsarían 5 millones de euros para la comarca con el mismo espíritu.
Así las cosas, las sombras de los molinos de los parques eólicos parecen más alargadas que las de los cipreses de Miguel Delibes. Y más altas también que la sombra del ciprés de Gata.