Se sitúa este
altar al lado de la Epístola, una vez cruzada la
puerta lateral, de la que se ubica a la derecha. Su estructura apenas difiere del altar de la
Virgen del Rosario. También aquí son cuatro
columnas las que componen su cuerpo, situadas de dos en dos, enmarcando el cuadro de las Ánimas Benditas. Como en el caso precedente se trata de columnas acanaladas, todas ellas rematadas por
capiteles jónicos. Sobre el entablamento, en su parte central, se alza un ático en el que se sigue la misma disposición que el cuerpo inferior, si bien aquí las columnas se han cambiado por pilastras. En este
retablo destaca la pintura sobre tabla de estructura convexa que ocupa el hueco central en su totalidad.
En dicha tabla se muestra una típica composición de las ánimas del purgatorio. En la parte inferior las almas sufren las rigurosas penas del fuego purificador, fuego que va difuminándose conforme estas almas ascienden luego de haber cumplido el castigo por sus faltas. En la parte más elevada aparece el arcángel
San Miguel que está tomando de la mano a una de las almas ya redimidas.
Dos ánimas con una dramática expresión se han pintado en los extremos del banco. Junto a ellas se hallan los retratos de San Agustín y de San Nicolás de Tolentino, un fraile de la orden agustina. Pero, sin duda, la principal de las composiciones del banco es la que refleja la Ultima Cena.
El estudioso García Mogollón apunta con casi absoluta seguridad que todas estas pinturas y las policromías del retablo fueran obra del pintor placentino Pedro de Mata, pintor del que se tienen noticias en
Extremadura desde la última década del siglo XVI. Pedro de Mata estaba trabajando en
Ahigal por los años 1618-1619, y fue aquí donde le sobrevino la muerte. De sus manos salieron varias pinturas del retablo de la
iglesia de
Santa Catalina de Monroy y los frescos de la sala de audiencia del antiguo
ayuntamiento de Trujillo.
José María Domínguez Moreno.