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Cruz de Cantería, AHIGAL

En el año 1559, según consta en la inscripción que permanece en la basa de la columna, Francisco Esteban, entonces miembro cualificado de la Cofradía de la Vera Cruz, hacia “a su costa” la que con el tiempo fue llamada Cruz de Cantería.

Después de cuatro siglos y medio, esta pieza renacentista, que fue ubicada en los parajes de La Nava como cruz de término, ha sufrido el inevitable castigo del tiempo, de manera muy especial los que se relacionan con la climatología. Añadamos a esto la nefasta influencia que sobre la piedra, de manera muy especial sobre las esculturas que representan la Crucifixión y la Piedad, ejerció la vegetación a la que estuvo condenada durante docenas de años. Nos referimos a los eucaliptos que sombreaban la pieza y facilitaban la proliferación de los líquenes que han enraizado en la piedra hasta cubrirla con una espesa masa verdosa, llegando a dificultar incluso la visión de las imágenes.

Es cierto que la Cruz de Cantería detuvo, sólo en parte, su proceso de deterioro con el traslado a la plaza de la Iglesia, donde ha llegado a convertirse posiblemente en el símbolo más valioso de Ahigal. Hoy es testigo obligado en las fotos de recuerdo de todo tipo de acontecimientos. Quizás entonces algunas circunstancias, ya afortunadamente olvidadas, impidieron que se acometiera una restauración del monumento en su conjunto.

Creemos que ha llegado el momento de tomarse muy en serio lo que la esta cruz significa para Ahigal, y no podemos olvidar que cada vez que la miramos nos pone en evidencia el desinterés que venimos demostrando ante esta singular escultura. La cruz está pidiendo una restauración en toda regla, puesto que no en vano los hongos y los líquenes siguen haciendo de las suyas. Si aguardamos demasiado, a lo mejor llegamos tarde.

Debe ser el ayuntamiento el que tome la iniciativa. Es cierto que una restauración de estas características cuesta un dinero, pero no tanto. Y subvenciones nunca suelen faltar para estos menesteres.

José María Domínguez Moreno