En cierta ocasión alguien se autofragelaba psíquicamente malhumorado delante de mí por las grandes extracciones de petróleo, no por el daño que pudiera ocasionar su explotación, si no, por los grandísimos huecos que estaba, según su inteligencia, dejando en la tierra, -al final (decía) nos vamos a hundir y habrá terremotos. Yo no le saqué del error, no me gusta contradecir a quién está tan convencido de su saber.
Así, más o menos, estamos estos días en nuestras deliberaciones con la alcaldía, que sabemos que son esculturas, y cada uno las interpreta a su manera.
¡Salud! y un abrazo. De ringurrangos.
En principio, yo en mi sencillez, veo abajo un pez y siguiendo hacia arriba casas o perfiles de montañas sobrevolado un gran ave (cigüeña, águila) y tal vez nubes. Todo ello en la primera escultura. ¡A saber! ¡Cosas del arte!