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Alagón a secas.
Mí silla, la eché a lomos de la burra vieja. Es mí silla, de palo labrado con filigranas que figuran el perfil de dos caras mirándose, de asiento de paja de enea de los humedales, tiene el roce del trabajo, está en la cocina, en el comedor, en la resolana de la calle. Mí humilde silla no necesita de pedestales, sólo sirve para el descanso, ya renguea, quiere entrarle la carcoma del abandono, no necesita de honores ¡que no la toque nadie! ¿Maleta? No tuve maleta, en un hatijo envolví mis haberes. Con esfuerzo y sudor hice pueblo. - ¿De dónde viniste?. De donde viene el aire.
jmgd
Mí silla, la eché a lomos de la burra vieja. Es mí silla, de palo labrado con filigranas que figuran el perfil de dos caras mirándose, de asiento de paja de enea de los humedales, tiene el roce del trabajo, está en la cocina, en el comedor, en la resolana de la calle. Mí humilde silla no necesita de pedestales, sólo sirve para el descanso, ya renguea, quiere entrarle la carcoma del abandono, no necesita de honores ¡que no la toque nadie! ¿Maleta? No tuve maleta, en un hatijo envolví mis haberes. Con esfuerzo y sudor hice pueblo. - ¿De dónde viniste?. De donde viene el aire.
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