LA ROSA
Este atardecer de rosa mustia
ensordece el silencio de las flores,
acalla la lágrima perdida
y recorre las aguas del arroyo.
Aprisionada ante la muerte próxima
se deja vencer sin esperanzas.
No hubo en su jarrón
el agua que vertiere el gozo del mañana.
Se sabe efímera,
rozagante muestra de la vida
que pierde lozanía y no es admirada...
y en esa soledad de pensamientos
oculta su tristeza y su sonrisa.
Ya los pétalos se caen uno a uno
y su cuerpo se encorva en la distancia...
esencialmente se siente sola...
alza su cabeza y cual reto
en majestuoso gesto se derrama.
ELISABET CINCOTTA
Este atardecer de rosa mustia
ensordece el silencio de las flores,
acalla la lágrima perdida
y recorre las aguas del arroyo.
Aprisionada ante la muerte próxima
se deja vencer sin esperanzas.
No hubo en su jarrón
el agua que vertiere el gozo del mañana.
Se sabe efímera,
rozagante muestra de la vida
que pierde lozanía y no es admirada...
y en esa soledad de pensamientos
oculta su tristeza y su sonrisa.
Ya los pétalos se caen uno a uno
y su cuerpo se encorva en la distancia...
esencialmente se siente sola...
alza su cabeza y cual reto
en majestuoso gesto se derrama.
ELISABET CINCOTTA