El mejor alcalde, el Rey de Lope de Vega (fragmento).
SANCHO: Nobles campos de Alagon, que entre sombras destos llanos, que el Alagon entre verdes alamos llevar la falta codicia, dais sustento al pueblo de flores de mil colores.
Aves que cantáis amores, fieras que andáis sin gobierno, ¿habéis visto amor más tierno en aves, fieras y flores?.
Más como no podéis ver otra cosa, en cuanto mira el sol, más bella que Ana, ni otra cosa puede haber, porque habiendo de nacer de su hermosura, en rigor, mi amor, que de su favor tan alta gloria procura, no habiendo más hermosura, no puede haber más amor.
Ojalá, dulce señora, que tu hermosura pudiera crecer, porque en mí creciera el amor que tengo ahora. Pero, hermosa catalana, si en ti no puedo crecer la hermosura, ni el querer en mí, cuanto eres hermosa te quiero, porque no hay cosa que más pueda encarecer.
Ayer las blancas arenas deste arroyuelo volviste perlas, cuando en él pusiste tus votos, tus dos azucenas. Y porque verlos apenas pude, porque nunca para, le dije al sol de tu cara, con que tanta luz le das, que mirase al algua más, porque se viese más clara.
Lavaste, Ana, unos paños del Ayuntamiento, que nunca blancos volvías, que las manos que ponías causaban estos engaños.
Yo, detrás destos concejales, te miraba, con temor, y vi que amor, por favor, te daba a lavar su venda, el cielo el mundo defienda, que anda sin venda el amor.
¡Ay, Dios!, ¿cuándo será el día (que me tengo que morir) que te pueda yo decir: Ana, diputada y señoría?. ¡Qué regalos te daría!. Porque yo no soy tan necio que no te tuviese en precio siempre con más afición, que en tan rica posesión no puede caber desprecio....
SANCHO: Nobles campos de Alagon, que entre sombras destos llanos, que el Alagon entre verdes alamos llevar la falta codicia, dais sustento al pueblo de flores de mil colores.
Aves que cantáis amores, fieras que andáis sin gobierno, ¿habéis visto amor más tierno en aves, fieras y flores?.
Más como no podéis ver otra cosa, en cuanto mira el sol, más bella que Ana, ni otra cosa puede haber, porque habiendo de nacer de su hermosura, en rigor, mi amor, que de su favor tan alta gloria procura, no habiendo más hermosura, no puede haber más amor.
Ojalá, dulce señora, que tu hermosura pudiera crecer, porque en mí creciera el amor que tengo ahora. Pero, hermosa catalana, si en ti no puedo crecer la hermosura, ni el querer en mí, cuanto eres hermosa te quiero, porque no hay cosa que más pueda encarecer.
Ayer las blancas arenas deste arroyuelo volviste perlas, cuando en él pusiste tus votos, tus dos azucenas. Y porque verlos apenas pude, porque nunca para, le dije al sol de tu cara, con que tanta luz le das, que mirase al algua más, porque se viese más clara.
Lavaste, Ana, unos paños del Ayuntamiento, que nunca blancos volvías, que las manos que ponías causaban estos engaños.
Yo, detrás destos concejales, te miraba, con temor, y vi que amor, por favor, te daba a lavar su venda, el cielo el mundo defienda, que anda sin venda el amor.
¡Ay, Dios!, ¿cuándo será el día (que me tengo que morir) que te pueda yo decir: Ana, diputada y señoría?. ¡Qué regalos te daría!. Porque yo no soy tan necio que no te tuviese en precio siempre con más afición, que en tan rica posesión no puede caber desprecio....