LLega la navidad, como siempre, por sorpresa, con su aura silenciosa y melancólica, llenandonos a todos de un sentimiento humano tal vez exagerado, pero palpable en cada uno de nosotros. Nos acordamos del que no tiene nada, deseamos lo mejor para todos, nos emocionamos con los alumbrados navideños y los villancicos; yo diría que hasta nos olvidamos de nuestros malos presagios futuros. Por qué no somos así el resto del año. Sed felices donde quiera que estéis.