Que bonita la navidad en mi pueblo, que contrastes de sentimientos, cuanto niño tocando la pandereta y pidiendo el aguinaldo, ese sabor añejo del personal en las tabernas, nada como los garrulos disfrutando de su hogar y terruño. Pero en algo nos gana la ciudad en estas fechas: en alumbrado navideño, quedo ensimismado con las lucecitas y diseños y me pregunto si en mi pueblo no hay gusto o presupuesto o ninguna de las dos cosas, querer es poder, yo creo que poco a poco y año tras año podemos conseguir una iluminación acorde con los tiempos y de bajo coste y no sufrir lo actual, que se te caen las lagrimas al comprobar lo que damos de sí en iluminarias navideñas, por ayudar algo que los pensadores y dirigentes municipes se den una vuelta por Plasencia, observen el arbolito que hay junto a la estatua de Alfonso VIII en la puerta del Sol y copien, y no creo que el coste sea muy alto. Viva la navidad, la familia, el turrón y la sidra. Ah, y sed muy felices donde quiera que estéis.