Bienvenido, a tu triste realidad ¡, aunque te pareció que el momento era lejano, el tiempo pasa de forma rápido, muy rápido. Espero q no hallas tirado las segarra, el mono y el sombrero de paja. El látigo de amedrentar a los trabajadores lo puedes guardar aunque mucho me temo que no podrás volver a utilizar. No te olvides del saludo, las buenas tardes y el adios porque tus vecinos no olvidaran tus espectáculos, tus chulerías y la falta de honor ¡Pero ¡Que calles más anchas ¡, que estrechas se te harán, que caben mil vecinos ¡, ni dos como tu pasarán.... Estas cuatro letras te las dedico ya sabes.... las cajas a veinte kilos, los chotos ya no están y los juncos han salido, que no hay quien los pueda curar ¡, que se escapa el agua... el tabique hay q formar, con la azada dura a mi no me va a asustar... buenos días alagón, suerte y cerebro, mucho cerebro al nuevo alcalde.