Erigido en honor del emperador Trajano por Caius Lulius Lacer. De traza sencilla, tiene planta rectangular y su fábrica es de sillería de granito almohadillado. Dos columnas de orden toscano enmarcan la puerta de entrada y un frontón triangular remata la fachada, cubriendo todo el edificio un tejado a dos aguas. El interior se divide en naos y pronaos.
En el siglo XIII se cristianiza bajo la advocación de San Julián, añadiéndose nuevos elementos arquitectónicos, como el calvario y la espadaña.