En este mismo lugar nació en 1499 Juan Garabito Vilela de Sanabria, el que tras su ingreso en la Orden Franciscana, sería conocido como Fray Pedro de
Alcántara. Fue reformador de su Orden y tan dado a la penitencia que de él dijo
Santa Teresa de Jesús que, por su extremada flaqueza, parecía hecho de "raíces de arbustos".
En honor al que sin duda es el personaje más ilustre de la
historia alcantarina, se erigió este templo a mitades del siglo XVII, coincidiendo con su beatificación.
La
iglesia fue sufragada por el
pueblo y es de una sola nave de tres tramos cubiertos con
bóvedas de cañón. En la
fachada principal, la
portada se abre con un
arco de medio punto, flanqueado por
columnas toscanas de alto pedestal. Encima, una
hornacina encuadrada por pilastras, aloja a
San Pedro de Alcántara.