La pobre enfelma que ni comia pa darle mah quebranto a su madre
siempre la recuerdo con un pañuelo a la cabeza, telciá en la su puelta en unoh cogineh y una
piedra que también tenía echa la olma y parecia una lenteja, abajabamoh nosotroh a bañalmoh al chalco la olla y accape que te barruntaba abajando la
calle principiaba a quejalse y a lattimeah, pol si venia alguien a quien contal-le lah suh penah y cuitas. A mi no me hacia gracia ninguna polque si abajaba llo, pongo pol caso con algun tio mio,
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