Merece la pena contemplar la portada norte de la Iglesia de Santa María, que se abre en un arco de medio punto, flanqueado por pilastras sobre las que se organiza un entablamiento con un relieve en mármol del emblema mariano (jarrón con lirios) y floreros a ambos lados. Rematan el conjunto unos medallones dedicados a San Pedro y San Pablo junto con un relieve de la Asunción de la Virgen.