Estas
Navidades del 2012 no han sido las mismas que otras Navidades, al igual que tampoco fueron las mismas las de 1998. En estas perdí a mi queridísimo hermano Alfonso y con su partida experimenté la soledad en absoluto, el abandono en extremo y la desesperanza infinita.
Hoy 10 de enero todos aquellos sentimientos no pueden aflorar de mi alma ante la muerte de D. No, porque él ha sabido a través de su ministerio sacerdotal sembrar un granito de mostaza en mi corazón, para hacerle cada vez más
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