Fueron diez largos años en los que el trabajo en la fundición en Alemania se hicieron eternos. Rosa montó una tienda de ultramarinos donde se vendian desde puas a caramelos "sacci". Los ahorros se fueron acumulando hasta que tuvimos lo suficiente para comprar un piso en Madrid. Empece a trabajar en la Seat y termine en la EMT. Fuimos muchos los que tuvimos que emigrar dos veces. Veniamos a pasar el agosto al pueblo. Que ambiente habia ! Los charcos, las comidas en el campo. Primero fue el Seat 600, el R-6, el seat 124, el R-18, carreteras de tierra, estrechas y 5 horas de camino pero la ilusión de llegar a tu tierra era indescriptible. Sin olvidar los eternos viajes en la "doaldi" con 4 ó 5 niños con nosotros. En el pueblo la vida seguia igual. Habia entrado dinero con la emigración ( y seguia entrando). La sociedad seguia siendo clasista pero los jovenes la estaban cambiando. La tele nos hacia ver que alli fuera eramos todos más iguales.