El tío Tomas q. e. p. d. cuando subía a las escuelas a un pajar que tia allí frente al frontón charla conmigo en los recreos y me enseño como se conjuraban las verrugas. Era un hombre que estaba siempre sonriendo. Las primeras cerezas que cojia el curro eran para mi. Como me voy a olvidar de eso. Eso era para mi mas que un tesoro. Aunque suene a tontería y mucha gente no crea en esto, en mis oraciones pido por toda la gente que conocí y que nos han dejado