Cabezuela contó en la Edad Media con una importante comunidad judía, que tuvo categoría de aljama y considerable poder económico. En el siglo xv se les quedaba estrecho el sitio, por lo cual algunas
familias se mudaron a localidades cercanas como
Jerte o
Tornavacas En 1491 los Reyes Católicos les concedieron la facultad de ampliar la aljama pero, antes de transcurrido un año de la autorización, tuvieron que optar entre la conversión forzosa o dejar sus viviendas recién adquiridas para marchar al exilio definitivo, obedeciendo el Decreto de Expulsión de 1492.