Este refuerzo
militar impidió que el
ejército francés volviese a atacar Cabezuela. Frente a la buena defensa que se hizo de la villa de Cabezuela, la vecina localidad de Vadillo corrió peor suerte, pues en 1808 fue devastada por los franceses y quedó reducida a diez
casas, quedando la localidad al borde del abandono.