una buena entrada de año para todos los extremeños.
POEMA
Sé tú mi límite
Tu cuerpo puede
llenar mi vida,
como puede tu risa
volar el muro opaco de la tristeza.
Una sola palabra tuya quiebra
la ciega soledad en mil pedazos.
Si tu acercas tu boca inagotable
hasta la mía, bebo
sin cesar la raíz de mi propia existencia.
Pero tú ignoras cuánto
la cercanía de tu cuerpo
me hace vivir o cuánto
su distancia me aleja de mí mismo
me reduce a la sombra.
Tú estás, ligera y encendida,
como una antorcha ardiente
en la mitad del mundo.
No te alejes jamás:
Los hondos movimientos
de tu naturaleza son
mi sola ley.
Retenme.
Sé tú mi límite.
Y yo la imagen
de mí feliz, que tú me has dado.
José Ángel Valente
Sé tú mi límite
Tu cuerpo puede
llenar mi vida,
como puede tu risa
volar el muro opaco de la tristeza.
Una sola palabra tuya quiebra
la ciega soledad en mil pedazos.
Si tu acercas tu boca inagotable
hasta la mía, bebo
sin cesar la raíz de mi propia existencia.
Pero tú ignoras cuánto
la cercanía de tu cuerpo
me hace vivir o cuánto
su distancia me aleja de mí mismo
me reduce a la sombra.
Tú estás, ligera y encendida,
como una antorcha ardiente
en la mitad del mundo.
No te alejes jamás:
Los hondos movimientos
de tu naturaleza son
mi sola ley.
Retenme.
Sé tú mi límite.
Y yo la imagen
de mí feliz, que tú me has dado.
José Ángel Valente
Camuflada,
la casa está camuflada
entre otras casi iguales
casi regulares
casi uniformes,
casas de hace casi 50 años
con el barro de entonces
lamiéndoles las piernas
fachadas remozadas
en distintos colores
ventanas nuevas
renuevas
renovadas
casas que nacieron mellizas
y ahora que son viejas
se maquillan
con los colores que han ido aprehendiendo
de sus nómadas vecinos
de los que han nacido
de los que han muerto
de los que vinieron
buscando otra vida
de los que se fueron
buscando otra vida.
Camuflada,
la casa está camuflada
entre sueños y árboles
que han crecido juntos,
entre las cicatrices del asfalto
y el cencerro lejano de ovejas pasadas;
la casa
se sostiene apenas
sobre el suelo de arcilla
y la ciudad crece
la cerca y le roba amapolas
y la casa se encoge y se repliega
se esconde
la casa
se camufla
alrededor de la grieta
que crece
lentamente.
la casa está camuflada
entre otras casi iguales
casi regulares
casi uniformes,
casas de hace casi 50 años
con el barro de entonces
lamiéndoles las piernas
fachadas remozadas
en distintos colores
ventanas nuevas
renuevas
renovadas
casas que nacieron mellizas
y ahora que son viejas
se maquillan
con los colores que han ido aprehendiendo
de sus nómadas vecinos
de los que han nacido
de los que han muerto
de los que vinieron
buscando otra vida
de los que se fueron
buscando otra vida.
Camuflada,
la casa está camuflada
entre sueños y árboles
que han crecido juntos,
entre las cicatrices del asfalto
y el cencerro lejano de ovejas pasadas;
la casa
se sostiene apenas
sobre el suelo de arcilla
y la ciudad crece
la cerca y le roba amapolas
y la casa se encoge y se repliega
se esconde
la casa
se camufla
alrededor de la grieta
que crece
lentamente.