Era igual que el roscon de reyes a ver a quien le tocaba la bola de estaño, aquello si que eran fiestas, ojo sin desmerecer las de ahora, pero el espiritu que existia entonces ya se perdio, como dijo el poeta , todo pasa y todo queda pero lo nuestro es pasar.
The Cañaveral Man. Y que fiestas de agosto esperando a que abriese arsenio la churreria-. Cuantos litros de calimocho de diego en botellas de larios traginados en este lugar emblematico para tantas generaciones, el moriles tampoco estaba mal, lo peor siempre fue la mañana siguiente.
The Cañaveral
Man.