LA BORRASCA 2008
Manuel Bejarano
Puerto de Santa Cruz (Cáceres)
El pasado día 26 de diciembre de 2008, tuvimos mi esposa, mi hija, y yo la oportunidad de conocer Ceclavín, en una de sus fiestas más populares “La Borrasca”, y todo gracias a la hospitalidad de nuestro amigos ceclavineros, Jesús González, Cristina Corbacho y su hija Raquel, que junto con su familia y amigos, nos brindaron la ocasión de pasar una jornada de fiesta espectacular y maravillosa, en muchos aspectos.
Antes de este día no conocíamos Ceclavín más que por su nombre, y por las cosas que nuestros amigos nos contaban de su pueblo, y puedo decir que no exageraban en nada, cuando en ocasiones nos relataban las costumbres de sus fiestas, y el modo en que viven las gentes de su pueblo. Al que no pierden la ocasión de ponderar, cada vez que hablan de sus raíces. Como nos ocurre a muchos extremeños, que por circunstancias hemos tenido que salir de nuestro lugar de nacimiento. Pero que de algún modo nos convertimos en embajadores de nuestra tierra, cuando estamos fuera de ella.
La fiesta me ha parecido espectacular. Como caballista y aficionado al mundo del caballo, he sentido “envidia sana” del coraje de los jinetes y amazonas de Ceclavín, y por supuesto de sus caballos. Hubo momentos en la calle Granadera, que pude sentir el aliento, el calor, el sudor, y el castañear de los cascos de estos maravillosos animales por el empedrado, que con una entrega total nos hacen sentir verdaderos momentos de emoción. Esa tarde me hubiera gustado ser uno de esos jinetes, pues, a aunque no soy del pueblo, puedo imaginar lo que para ellos y sus familias significa poder correr a caballo por “La Granadera”.
De Ceclavín, no solo nos llevamos la emoción de la fiesta y los caballos, si no un recuerdo de gratitud de toda la gente con la que hemos estado.
Visitamos vuestra ermita en la dehesa boyal, y por descontado a la Virgen del Encinar, se que le dais tres vueltas a la ermita para que proteja vuestros caballos.
Hemos degustado unos dulces exquisitos, floretas, perrunillas, coquillos (¡Ho! Los coquillos ¿cuantos me comería ese día?) Del vino ¿Qué podría decir de vuestros caldos? He probado pitarra de no se cuantas casas, he estrujado algunas botas que con tanto agrado me ofrecisteis. Hemos comido y bebido durante todo ese día y en distintos sitios, todo esto gracias a vuestra generosidad y hospitalidad. Valores todos ellos que son muy vuestros, y que os hacen auténticos; como auténticas son vuestras canciones, cantes antiguos que perduran con el paso del tiempo, por que los cantáis cada vez que se presenta la ocasión, con la intención de que no caigan en el olvido. En cuanto a cantar “a quedado claro mi voluntad y por supuesto mi pésima voz” (pero yo me lo pasé muy bien).
Desde aquí mandamos un abrazo a Juan-Mari y su esposa Concha, también ellos nos han abierto la puerta de su casa, con su familia y amigos hemos compartido momentos de esos que se guardan en la “Mochila de los buenos ratos y la gente autentica”.
Queremos deciros a todos con los que hemos estado, que habéis hecho con nosotros algo muy importante, y es que no nos hemos sentido forasteros, en vuestro pueblo, si no unos ceclavineros más.
Jesús, Cristina, Raquel. ¡Un besazo!
No nos cansamos de decirlo:
¡GRACIAS A TODOS!
¡VIVA CECLAVÍN!
¡VIVA LA BORRASCA!
Fdo. Manuel Bejarano Tello
Manuel Bejarano
Puerto de Santa Cruz (Cáceres)
El pasado día 26 de diciembre de 2008, tuvimos mi esposa, mi hija, y yo la oportunidad de conocer Ceclavín, en una de sus fiestas más populares “La Borrasca”, y todo gracias a la hospitalidad de nuestro amigos ceclavineros, Jesús González, Cristina Corbacho y su hija Raquel, que junto con su familia y amigos, nos brindaron la ocasión de pasar una jornada de fiesta espectacular y maravillosa, en muchos aspectos.
Antes de este día no conocíamos Ceclavín más que por su nombre, y por las cosas que nuestros amigos nos contaban de su pueblo, y puedo decir que no exageraban en nada, cuando en ocasiones nos relataban las costumbres de sus fiestas, y el modo en que viven las gentes de su pueblo. Al que no pierden la ocasión de ponderar, cada vez que hablan de sus raíces. Como nos ocurre a muchos extremeños, que por circunstancias hemos tenido que salir de nuestro lugar de nacimiento. Pero que de algún modo nos convertimos en embajadores de nuestra tierra, cuando estamos fuera de ella.
La fiesta me ha parecido espectacular. Como caballista y aficionado al mundo del caballo, he sentido “envidia sana” del coraje de los jinetes y amazonas de Ceclavín, y por supuesto de sus caballos. Hubo momentos en la calle Granadera, que pude sentir el aliento, el calor, el sudor, y el castañear de los cascos de estos maravillosos animales por el empedrado, que con una entrega total nos hacen sentir verdaderos momentos de emoción. Esa tarde me hubiera gustado ser uno de esos jinetes, pues, a aunque no soy del pueblo, puedo imaginar lo que para ellos y sus familias significa poder correr a caballo por “La Granadera”.
De Ceclavín, no solo nos llevamos la emoción de la fiesta y los caballos, si no un recuerdo de gratitud de toda la gente con la que hemos estado.
Visitamos vuestra ermita en la dehesa boyal, y por descontado a la Virgen del Encinar, se que le dais tres vueltas a la ermita para que proteja vuestros caballos.
Hemos degustado unos dulces exquisitos, floretas, perrunillas, coquillos (¡Ho! Los coquillos ¿cuantos me comería ese día?) Del vino ¿Qué podría decir de vuestros caldos? He probado pitarra de no se cuantas casas, he estrujado algunas botas que con tanto agrado me ofrecisteis. Hemos comido y bebido durante todo ese día y en distintos sitios, todo esto gracias a vuestra generosidad y hospitalidad. Valores todos ellos que son muy vuestros, y que os hacen auténticos; como auténticas son vuestras canciones, cantes antiguos que perduran con el paso del tiempo, por que los cantáis cada vez que se presenta la ocasión, con la intención de que no caigan en el olvido. En cuanto a cantar “a quedado claro mi voluntad y por supuesto mi pésima voz” (pero yo me lo pasé muy bien).
Desde aquí mandamos un abrazo a Juan-Mari y su esposa Concha, también ellos nos han abierto la puerta de su casa, con su familia y amigos hemos compartido momentos de esos que se guardan en la “Mochila de los buenos ratos y la gente autentica”.
Queremos deciros a todos con los que hemos estado, que habéis hecho con nosotros algo muy importante, y es que no nos hemos sentido forasteros, en vuestro pueblo, si no unos ceclavineros más.
Jesús, Cristina, Raquel. ¡Un besazo!
No nos cansamos de decirlo:
¡GRACIAS A TODOS!
¡VIVA CECLAVÍN!
¡VIVA LA BORRASCA!
Fdo. Manuel Bejarano Tello