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Cuando yo estuve en Granada,
moza,
hacía ya unos pocos años
que habían finiquitado a Lorca.
Por entonces,
me movía marcando el paso de la oca
y ni sabía,
porque no me habían hablado,
qué era esa tontería
a la que llaman poesía.
Por cierto,
su nombre ni lo conocía
y allí nadie lo mencionó,
por eso, un día,
sin saber cómo,
dije..., ¡coooño!
Federico y de Graná.
¡Ahí es ná!
Y seguí leyendo
sin darle mayor importancia.
Pero como me gustó cómo decía,
le pregunté a un mangurrino más leído
que recitaba de memoria
al salamanquino Galán que,
qué era lo que significaban
aquellos entrevistos conceptos.
Y me explicó,
sentados los dos
en el banco de una plaza
de una ciudad recoleta
que hay en el norte de España.
Algo entendí,
más no mucho,
luego sí,
un poco a los del 27
y algo a los del 98.
También oí
en blanco y negro
decir a Dalí,
desoxirribonucleico.
Con sus ojos como platos
y su bigote engominado,
¿qué significaría eso?
Salud.
Cuando yo estuve en Granada,
moza,
hacía ya unos pocos años
que habían finiquitado a Lorca.
Por entonces,
me movía marcando el paso de la oca
y ni sabía,
porque no me habían hablado,
qué era esa tontería
a la que llaman poesía.
Por cierto,
su nombre ni lo conocía
y allí nadie lo mencionó,
por eso, un día,
sin saber cómo,
dije..., ¡coooño!
Federico y de Graná.
¡Ahí es ná!
Y seguí leyendo
sin darle mayor importancia.
Pero como me gustó cómo decía,
le pregunté a un mangurrino más leído
que recitaba de memoria
al salamanquino Galán que,
qué era lo que significaban
aquellos entrevistos conceptos.
Y me explicó,
sentados los dos
en el banco de una plaza
de una ciudad recoleta
que hay en el norte de España.
Algo entendí,
más no mucho,
luego sí,
un poco a los del 27
y algo a los del 98.
También oí
en blanco y negro
decir a Dalí,
desoxirribonucleico.
Con sus ojos como platos
y su bigote engominado,
¿qué significaría eso?
Salud.