Esta iglesia, pero sin rejas, además del culto, era lugar de reunion nocturna de los niños en edad escolar, pero sobre todo, los momentos mas emotivos eran en san antón, pues ahí nos juntabamos todos los chicos con los "cencerros" para hacerle nuestras rogativas al santo, siempre referidas a nuestro ganado y los frutos del campo. Conmovedor. Grandes batallas se desarrollaban con los chicos de Peraleda que año tras año venian a nuestro san antón para luego perseguirlos a cantazos hasta El Risquillo. No habia rencor, al año siguiente volvian.