La esquina de tia Emiliana. Lugar de encuentro de los mozos, a diario, cuando terminaban sus muchos quehaceres. Este sitio era un poco el senedrín de los jóvenes, aquí se concertaba todo. Cuantos sueños se hicieron realidad en esta esquina. Cuantas tramas inocentes, como ir a robar sandias y melones, gallinas, fruta y otras travesuras. Aquí, seguramente, se urdieron las expatriaciones de tantos mozos que decidieron huir, algunos para no volver. Pero esto sería, por sí mismo, otra historia.