DIÁSPORA
¡Es Granadilla una perla
refugiada en su muralla!
Y es su castillo una estrella
curtido en cien mil batallas.
Son todos sus emigrantes
de incomparable bravura,
también fervientes amantes
de su tierra; Extremadura.
En la plaza de esta Villa
han jugado de pequeños,
esa hermosa maravilla
de este rincón extremeño.
En su escuela le enseñaron
de este pueblo sus valores,
y en sus mentes le inculcaron
amor hacia los mayores.
¡Son ya muchos los que faltan!
Y en algún sitio han quedado,
pero todos los que aguantan
han de hablar de su pasado.
Cuando fueron expulsados,
marcharon a tierra extraña,
con sus recuerdos guardados
como suspiros de España.
Vagando por esos mundos
fueron dejando sus vidas,
siendo de Granada oriundos
con las raíces hundidas.
A pesar de estar tan lejos, nunca salió de sus mentes, ni el recuerdo de sus viejos
ni el cariño por sus gentes.
Del pueblo, fueron marchando,
y con su adiós, la leyenda,
su estirpe se irá olvidando
de tragedia tan horrenda.
Muchos se fueron un día
llorando como chiquillos,
mientras la historia blandía
sobre su vida un cuchillo.
Varios fueron a Alagón,
a vivir en barracones,
siembran maíz y algodón
en parcelas de gorrones.
De sol a sol, trabajando,
en invierno, mucho frío,
pasa el verano sudando
viviendo en el regadío.
Los gastos que son cuantiosos,
los trabajos agobiantes,
los campos infructuosos
viviendo vidas errantes.
Los mayores que se cansan,
es muy poco el rendimiento,
los jóvenes no descansan,
tienen otros pensamientos.
Van a Pamplona o Sevilla,
a Madrid o alrededores,
pero será Granadilla
la tierra de sus amores.
Crispín García Paule
¡Es Granadilla una perla
refugiada en su muralla!
Y es su castillo una estrella
curtido en cien mil batallas.
Son todos sus emigrantes
de incomparable bravura,
también fervientes amantes
de su tierra; Extremadura.
En la plaza de esta Villa
han jugado de pequeños,
esa hermosa maravilla
de este rincón extremeño.
En su escuela le enseñaron
de este pueblo sus valores,
y en sus mentes le inculcaron
amor hacia los mayores.
¡Son ya muchos los que faltan!
Y en algún sitio han quedado,
pero todos los que aguantan
han de hablar de su pasado.
Cuando fueron expulsados,
marcharon a tierra extraña,
con sus recuerdos guardados
como suspiros de España.
Vagando por esos mundos
fueron dejando sus vidas,
siendo de Granada oriundos
con las raíces hundidas.
A pesar de estar tan lejos, nunca salió de sus mentes, ni el recuerdo de sus viejos
ni el cariño por sus gentes.
Del pueblo, fueron marchando,
y con su adiós, la leyenda,
su estirpe se irá olvidando
de tragedia tan horrenda.
Muchos se fueron un día
llorando como chiquillos,
mientras la historia blandía
sobre su vida un cuchillo.
Varios fueron a Alagón,
a vivir en barracones,
siembran maíz y algodón
en parcelas de gorrones.
De sol a sol, trabajando,
en invierno, mucho frío,
pasa el verano sudando
viviendo en el regadío.
Los gastos que son cuantiosos,
los trabajos agobiantes,
los campos infructuosos
viviendo vidas errantes.
Los mayores que se cansan,
es muy poco el rendimiento,
los jóvenes no descansan,
tienen otros pensamientos.
Van a Pamplona o Sevilla,
a Madrid o alrededores,
pero será Granadilla
la tierra de sus amores.
Crispín García Paule