Está claro que hay gente que no está preparada para tener puestos de responsabilidad pública, lo que pasa es que eso nos lo han demostrado andando. En cualquier caso, muchos de ellos le cogen el gustillo al poder, porque quizás viven de ello, y reflejan ahí sus complejos y frustraciones, y ni con aceite hirviendo. Los más malos son los que siempre insisten en quedarse. Por algo será.