Hervás perteneció a Béjar y una y otra, dependían del Señorío de los Zúñiga, Duques de Béjar, hasta que, en 1816, el rey Fernando VII la declara Villa Libre. Durante la Reconquista, la Orden del Temple levantó aquí un
castillo.
Hervás surge durante la reconquista en tiempos del monarca castellano Alfonso VIII, a finales del siglo XII. Los primeros colonos templarios que edificaron una
ermita en honor de
San Gervasio y de San Protasio, mártires cristianos, en la zona llamada Santihervás. Del
Santo Gervasio procede el nombre primitivo de Hervás, el
río, el
puente y la ermita templaria, destruida en 1756. La orden
militar del Temple fue expulsada de Hervás en 1210. Los repobladores cristianos que se establecieron en los siglos XIII y XIV procedian del
Galicia, el
Barco de
Avila y Béjar. Levantaron un pequeño castillo con una
iglesia en su interior (la de
Santa María) y alrededor de la
muralla crearon la
calle del Collado, Centeneda, Corredera,
Corral y
Plaza. Ayudaron a los reyes de Castilla en la reconquista en 1212 y en 1227. La reina Violante de
Aragón donó el
monte castañar para asegurar la repoblación. Se dedicaron exclusivamente a la
agricultura y
ganadería. Hervás perteneció al ducado de Béjar (
Salamanca) de 1396 a 1812
Tras el decreto de expulsión dictado por los Reyes Católicos, en 1492, sólo quedaron catorce
familias de las cuarenta que formaron la comunidad hebrea.
En el siglo XV se estableció en la población, una pequeña comunidad hebrea que se asentó desde las faldas del castillo hasta la vertiente del río Ambroz. Esta comunidad estaba, vinculada a la Aljama de Bejar. Los judíos ejercían el préstamo al interés y trabajaban en oficios artesanales. Eran tejedores, lenceros, cardadores, manteleros y pañeros. También hubo un
médico, Rabí Simuel, que ejerció como notario y arrendador del obispo de Plasencia y Coria, y construyó la Sinagoga en la calle Rabilero.
A espaldas de la Sinagoga se extendía un amplio
huerto que daba al río Ambroz, en cuya orilla opuesta debió estar el
cementerio. Tuvieron carnicería y
panadería; poseían,
bodega,
granero y secadero, pero también una infraestructura mínima para posibilitar la vida intelectual y la educación, tal como prescribía el Talmud.
Contaban con
edificios públicos como las
Casas de la Cofradía en la calle
Amistad Judeo Cristiana 15, en cuyo interior hubo lagar Kasher con su prensa de madera,
pilónes y cubas.
La economía industrial de Hervás vivió un perÍodo de gran vigor y pujanza a partir del siglo XVIII, con la construcción y puesta en marcha por Don Juan LÓpez, de la 1º
fÁbrica de tejido, de lino primero y luego de lana. La industria textil, unida comercial y familiarmente con la de BÉjar, propiciÓ el surgimiento de una pequeña burguesía local. Comunicación ferroviaria en 1.876, servicio de distribución de electricidad en 1895, y dos publicaciones periódicas: ”El Eco de Hervás” y “El Ariete son muestra de la bonanza de la época que se refleja también en las casas señoriales del siglo XIX. La misma época en que Hervás asumió la cabeza de comarca que anteriormente ostentara Granadilla. Este periodo de prosperidad se prolonga hasta finales del siglo XIX.
Desde aquella época, hasta nuestros días, la explotación y transformación de la madera ha sido la principal
fuente de riqueza de la Villa, que en los últimos tiempos, se ha visto complementada con la emergencia del sector turístico y de la industria de la peletería.