Hinojal, pueblo extreméño
pueblo de corazón grande
aunque de espacio pequeño.
Tus gentes han emigrado
sin olvidar el pasado,
están en otros lugares
algunos, muy alejados.
Ahí, dejaron amigos
su niñez y su pasado,
dejaron también sus casas,
sus tierras y su ganado,
y los ancianos quedaron
viendo marchar a sus hijos
con lágrimas y apenados.
Y a pesar de los pesares,
empezaron a emigrar
hacia otros pueblos de España,
y a partir de ese momento
comenzaron a añorar,
y a llevarte en sus entrañas
querido pueblo Hinojal.
Los recuerdos en tu ausencia
les llevan a vuestras calles,
a las piedras que tenían
siendo aún ellos chavales.
Los portones de madera
para entrar en los corrales,
las fachadas de las casas
austeras como sus gentes,
y unas ventanas pequeñas
para que el calor no entre.
Y sus lanchas de pizarra
cubriendo todos los suelos,
que con cuánto sacrificio
las pusieron los abuelos.
Los abuelos, ya no están
porque al cielo se marcharon,
pero sus hijos quedaron
para poderlos honrar.
Abuelos que no murieron,
simplemente que no están,
pues su recuerdo perdura
mientras exista Hinojal.
Sus hijos nunca se olvidan
de quien quieren de verdad,
pues a pesar de su ausencia,
su corazón quedará.
Unos viven en el pueblo
otros ausentes están,
la vida a veces les manda
que se tienen que marchar,
más tan pronto como puedan
seguro que volverán.
Y sueñan con que algún día
el regreso llegará,
para terminar sus días
en su pueblo... Hinojal.
Alguno, nunca nacimos
en esa localidad,
pero al casar con sus hijas
ya somos como uno más.
Muchos años he pisado
por las calles de Hinijal,
a sus fiestas he asistido,
en la verbena he bailado
y hasta unos pases he dado
a un toro, que es más grande que un eral.
Mucho tiempo ya ha pasado
de mi aventura torera,
estoy más viejo y cansado,
más mi recuerdo no altera.
También sentí el cariño
por nuestros cercanos pueblos,
yo era poco más que un niño
los quiero hasta el día de hoy,
para mi todos son bellos:
Garrovillas y Monroy
y también Cañaveral,
y no me pueden faltar,
nuestro vecino Santiago
y mi querido Talaván.
Buenos amigos yo tuve,
alguno de ellos no están,
se fueron con los abuelos
al pueble del "más allá".
Por eso estos versos quiero
al pueblo hacerlos llegar,
porque junto con las rimas,
y un recuerdo de verdad,
va mi cariño sincero
para el pueblo de Hinojal. (Tomás Suárez 2012)
pueblo de corazón grande
aunque de espacio pequeño.
Tus gentes han emigrado
sin olvidar el pasado,
están en otros lugares
algunos, muy alejados.
Ahí, dejaron amigos
su niñez y su pasado,
dejaron también sus casas,
sus tierras y su ganado,
y los ancianos quedaron
viendo marchar a sus hijos
con lágrimas y apenados.
Y a pesar de los pesares,
empezaron a emigrar
hacia otros pueblos de España,
y a partir de ese momento
comenzaron a añorar,
y a llevarte en sus entrañas
querido pueblo Hinojal.
Los recuerdos en tu ausencia
les llevan a vuestras calles,
a las piedras que tenían
siendo aún ellos chavales.
Los portones de madera
para entrar en los corrales,
las fachadas de las casas
austeras como sus gentes,
y unas ventanas pequeñas
para que el calor no entre.
Y sus lanchas de pizarra
cubriendo todos los suelos,
que con cuánto sacrificio
las pusieron los abuelos.
Los abuelos, ya no están
porque al cielo se marcharon,
pero sus hijos quedaron
para poderlos honrar.
Abuelos que no murieron,
simplemente que no están,
pues su recuerdo perdura
mientras exista Hinojal.
Sus hijos nunca se olvidan
de quien quieren de verdad,
pues a pesar de su ausencia,
su corazón quedará.
Unos viven en el pueblo
otros ausentes están,
la vida a veces les manda
que se tienen que marchar,
más tan pronto como puedan
seguro que volverán.
Y sueñan con que algún día
el regreso llegará,
para terminar sus días
en su pueblo... Hinojal.
Alguno, nunca nacimos
en esa localidad,
pero al casar con sus hijas
ya somos como uno más.
Muchos años he pisado
por las calles de Hinijal,
a sus fiestas he asistido,
en la verbena he bailado
y hasta unos pases he dado
a un toro, que es más grande que un eral.
Mucho tiempo ya ha pasado
de mi aventura torera,
estoy más viejo y cansado,
más mi recuerdo no altera.
También sentí el cariño
por nuestros cercanos pueblos,
yo era poco más que un niño
los quiero hasta el día de hoy,
para mi todos son bellos:
Garrovillas y Monroy
y también Cañaveral,
y no me pueden faltar,
nuestro vecino Santiago
y mi querido Talaván.
Buenos amigos yo tuve,
alguno de ellos no están,
se fueron con los abuelos
al pueble del "más allá".
Por eso estos versos quiero
al pueblo hacerlos llegar,
porque junto con las rimas,
y un recuerdo de verdad,
va mi cariño sincero
para el pueblo de Hinojal. (Tomás Suárez 2012)