El diácono, al servicio de Dios y de la
Iglesia
Desde los orígenes de la Iglesia, el ministerio ordenado fue conferido y ejercido en tres grados: el de los obispos, el de los presbíteros y el de los diáconos. Los ministerios conferidos por la ordenación son insustituibles para la estructura orgánica de la Iglesia: sin el obispo, los presbíteros y diáconos no se puede hablar de Iglesia (Cfr.
San Ignacio de Antioquia, Trall. 3,1).
En el grado inferior de la jerarquía (obispos, sacerdotes y diáconos)
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