Después la chica que tenías a tu lado, te hacía la pregunta habitual: ¿Tú, te tragas el humo?, y uno que no quería parecer un pardillo hacía alarde de ser un buen fumador, dando una buena calada al cigarro y provocando en muchas ocasiones unos grades lagrimones acopañados de toses y atragantamientos.
Fueron años de juventud, tabaco negro, inexperiencia y sobre todo de muchas ganas de vivir.
P.G.V.
Fueron años de juventud, tabaco negro, inexperiencia y sobre todo de muchas ganas de vivir.
P.G.V.