Estando en Piacenza, trabajando en uno de los hospitales, el santo contrajo la mortal enfermedad. Como no quizo ser una carga para ningún hospital, decidió trasladarse a las fueras de la ciudad, instalandose en una caverna. Sin embargo, un perro lo alimentó milagrosamente, y el amo del animal acabó por descubrir a San Roque brindandole cuidados y atención.
Pau.
Pau.