Pues sí, la verdad es que mi madre siempre me dijo que el día que su madre la mandaba a la escuela, para ella era como un día de fiesta. Siempre trabajando las tierras y con 9 o 10 años la montaban en la burra y ala... El animal ya sabía el camino a la parcela. Y el día que terminó la escuela, mi abuela no pudo darle las 25 pesetas que costaba el graduado. Que años aquellos!