El día siguiente al fuego a primera hora de la mañana, transitaba por las Naillas
camino del Rebolcadero, punto desde donde está tomada esta
foto, para ver cual era el desastre que el fuego había causado en los Gorronales y demás parajes. Mi mente recordaba el
paisaje que hasta el día antes había contemplado y disfrutado, con encinas y alcornoques centenarios y me negaba ha aceptar lo que intuía y minutos después contemplaría. Un paisaje negro, desolador, abrasado, sin vida y triste que el fuego
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