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IBAHERNANDO: Alta y baja edad media....

Alta y baja edad media.
En este contexto, resulta especialmente interesante la aparición de finales del siglo V a principios del VIII de una nueva serie de hallazgos (esta vez en forma de restos cristianos primitivos) en toda el área próxima a Ibahernando, cuyo elemento más destacado será la basílica altomedieval de Magasquilla de los Donaire, consagrada por Oroncio hacia los primeros días de abril del 635 (673 de la Era Hispánica).6​

La posterior llegada de poblaciones musulmanas a la zona parece que no tuvo un significado especialmente negativo para este conjunto de parroquias rurales, debiéndose hablar más bien de un progresivo aislamiento de los territorios ocupados y que hasta entonces habían venido disfrutando de una relativa unidad eclesiástica. 7​

Pero es tras la conquista de Trujillo el 25 de enero de 1233 por las tropas cristianas de Fernando III de Castilla cuando se va configurando el doble desarrollo de una nutrida clase trabajadora, dedicada en su mayor parte al cultivo de unas tierras que no le pertenecen, así como de unas pocas familias aristocráticas, verdaderos señores feudales que, como parecen señalar las fuentes documentales de los siglos XVIII al XX, han llegado prácticamente hasta nuestros días, y cuya difícil coexistencia pacífica jugará un decisivo papel en la generación de no pocos enfrentamientos político-sociales a lo largo de su historia. 8​

Ya en 1485, la Tierra de Trujillo abarca una considerable extensión de 10 leguas de ancho por 16 de largo (3578,96 km2); es decir, todo el territorio comprendido desde el río Almonte hasta el Guadiana de Norte a Sur, y desde el Ibor y Ruecas hasta el Tamuja de Este a Oeste; entre la Tierra de Plasencia al Norte y la de Medellín en el extremo sur. 9​

De un total de treinta, se incluyen en ella los actuales municipios de Garciaz, El Campo, Berzocana, Madrigalejo, Navalvillar de Pela, Cañamero, Logrosán, Ruanes, el propio Ibahernando…;10​9​ desconociéndose por ahora más detalles sobre el asunto.

En cuanto al «rollo» o picota, cabe decir que de su primitiva localización en la ladera del denominado Cerro de los Guindos —junto al camino real de Ibahernando a Trujillo— fue llevado a un rincón de la plaza mayor (actual Plaza del Obispo Dr. Jarrín) a comienzos del pasado siglo, de donde será arrancado en la Segunda República.