Este extremeño de ideas tan sencillas como claras ha ganado el Planeta y nos regala con el galardón un chute de orgullo. Cercas es un poco nuestro y en su escepticismo ante el nacionalismo y ante cualquier doctrina salvadora, en su apego a la tierra de sus mayores y en su sencillez sin retórica a la hora de explicar lo complejo hay mucho de Extremadura.
«Más que de Extremadura, soy de Ibahernando y lo soy seriamente. Allí me han pasado todas las cosas importantes»
En aquella conversación en el Parador de Zafra, Cercas me dijo que quienes dicen que el fracaso es bueno para los escritores son unos mentirosos. «El éxito es bueno», sentenció mientras tomábamos un café. Solo quienes no recurren a la falsa modestia para hablar del propio triunfo son capaces de soportar el frenesí que sucede a un premio Planeta.
A veces, con estos escritores emigrantes por decisión de sus padres sucede que uno duda sobre su condición de extremeños. «Más que de Extremadura, soy de Ibahernando y lo soy seriamente. En Ibahernando me han pasado todas las cosas importantes: allí me enamoré por primera vez y allí eché mi primer polvo», me confesó durante la charla en Zafra. El amor y el sexo como anclaje sentimental. «Mis olores, mis sabores, mis colores son Ibahernando y eso es la patria», sentenció.
Esta novela por la que Javier Cercas va a recibir 601.000 euros es, como todo lo que escribe, una venganza. «Yo escribo precisamente para vengarme de la realidad, como diciendo, qué faena me han hecho, con lo bien que hubiese vivido yo en Extremadura». Una Extremadura en la que Badajoz le resulta bastante exótica y Cáceres, más cercana, más familiar. «Mi padre me llevaba allí, a la capital, de pequeño y a mí me parecía que estaba en Nueva York. En el comer y en el habla, no hay diferencias sustanciales, pero Badajoz tiene más espíritu empresarial y Cáceres me parece más feudal», comparaba Cercas ambas capitales aquella tarde de abril en el Parador de Zafra.
Me contó que había empezado a escribir una novela, de la que llevaba ciento y pico de folios, ambientada en los años 30 en un pueblo extremeño que estaba al lado de Trujillo, pero que la había tenido que dejar porque necesitaba palpar la realidad, venirse a Ibahernando seis meses, oler, caminar, leer los periódicos. Su padre le decía que era lo mejor que había escrito. Pero la aplazó. Años después, tuvo tiempo para palpar la realidad de su pueblo durante un tiempo y el resultado fue, en 2017, 'El monarca de las sombras', una novela emocionante donde Ibahernando se convierte en trasunto del mundo.
Desde que es novelista, Javier Cercas se estuvo preparando para escribir 'El monarca de las sombras'. No creo que nunca se preparara para ganar el Planeta. «No me gusta que los amigos se tomen a mal mi éxito», se lamentaba en Zafra. En Extremadura no encontrará ese problema: aquí somos empáticos con el triunfo de los nuestros. Ha ganado Cercas y hemos ganado todos con él.
«Más que de Extremadura, soy de Ibahernando y lo soy seriamente. Allí me han pasado todas las cosas importantes»
En aquella conversación en el Parador de Zafra, Cercas me dijo que quienes dicen que el fracaso es bueno para los escritores son unos mentirosos. «El éxito es bueno», sentenció mientras tomábamos un café. Solo quienes no recurren a la falsa modestia para hablar del propio triunfo son capaces de soportar el frenesí que sucede a un premio Planeta.
A veces, con estos escritores emigrantes por decisión de sus padres sucede que uno duda sobre su condición de extremeños. «Más que de Extremadura, soy de Ibahernando y lo soy seriamente. En Ibahernando me han pasado todas las cosas importantes: allí me enamoré por primera vez y allí eché mi primer polvo», me confesó durante la charla en Zafra. El amor y el sexo como anclaje sentimental. «Mis olores, mis sabores, mis colores son Ibahernando y eso es la patria», sentenció.
Esta novela por la que Javier Cercas va a recibir 601.000 euros es, como todo lo que escribe, una venganza. «Yo escribo precisamente para vengarme de la realidad, como diciendo, qué faena me han hecho, con lo bien que hubiese vivido yo en Extremadura». Una Extremadura en la que Badajoz le resulta bastante exótica y Cáceres, más cercana, más familiar. «Mi padre me llevaba allí, a la capital, de pequeño y a mí me parecía que estaba en Nueva York. En el comer y en el habla, no hay diferencias sustanciales, pero Badajoz tiene más espíritu empresarial y Cáceres me parece más feudal», comparaba Cercas ambas capitales aquella tarde de abril en el Parador de Zafra.
Me contó que había empezado a escribir una novela, de la que llevaba ciento y pico de folios, ambientada en los años 30 en un pueblo extremeño que estaba al lado de Trujillo, pero que la había tenido que dejar porque necesitaba palpar la realidad, venirse a Ibahernando seis meses, oler, caminar, leer los periódicos. Su padre le decía que era lo mejor que había escrito. Pero la aplazó. Años después, tuvo tiempo para palpar la realidad de su pueblo durante un tiempo y el resultado fue, en 2017, 'El monarca de las sombras', una novela emocionante donde Ibahernando se convierte en trasunto del mundo.
Desde que es novelista, Javier Cercas se estuvo preparando para escribir 'El monarca de las sombras'. No creo que nunca se preparara para ganar el Planeta. «No me gusta que los amigos se tomen a mal mi éxito», se lamentaba en Zafra. En Extremadura no encontrará ese problema: aquí somos empáticos con el triunfo de los nuestros. Ha ganado Cercas y hemos ganado todos con él.