Hola José Luis, yo también me acuerdo de la
posada, del
bar, del sr. Solis y de su hija MªCarmén, y de las veces que siendo pequeños, mis hermanos y yo, íbamos a la posada a ver los
toros cuando casi nadie tenía tele en el
pueblo, ¡que curioso! a mí, nunca me gustaron las corridas de toros, supongo que iría por ver algo y pasar el rato. Un saludo, paisano.